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Cinco claves de éxito en las técnicas de aplicación para flores: Cómo lograr la optimización del programa MIPE en ornamentales

Por: I.A. John Jairo Sendoya Cabrera
Asesor Internacional
Universidad Nacional de Colombia
Representante legal de ALTERTEC SAS
Asesor Programa IMPULSO BAYER Ecuador

Mucho se ha discutido sobre cómo optimizar y hacer más eficientes los métodos de aplicación de productos químicos de uso agrícola (PQA’s) en el Manejo Integrado de Plagas y Enfermedades (MIPE) para cultivos ornamentales, en especial en lo referente al cuidado del follaje y el botón floral. Sin embargo, es poca la información que se pueda encontrar sobre qué aspectos puntuales hay que considerar al momento de adquirir un equipo de aspersión hidráulica para este tipo de cultivos en invernadero.

Ante la falta de orientación bibliográfica, empíricamente se han venido desarrollando técnicas de aplicación con base en la experiencia de más de 15 años de visitas a campo, interacción con técnicos florícolas y otros cultivos. Las dos técnicas son: 

  1. Bomba de aspersión estacionaria: Está compuesta por tanques donde se preparan las mezclas y se bombean a través de tubería aérea, o enterrada, hacia los diferentes bloques de cultivo y de allí, por mangueras, hasta los dispositivos utilizados para las aspersiones.
  1. Bombas estacionarias móviles: Estas se llevan  a los bloques de cultivo, montadas sobre diferentes medios de transporte. En ellas se mezclan los productos en tanques y con la bomba, por mangueras, son dirigidos a los dispositivos utilizados para las aspersiones.

Concluir sobre cuál de los dos métodos es el más eficiente es una tarea que conlleva a validar pros y contras, costos, productividad y el manejo adecuado de los productos utilizados. Es una tarea que aún no se ha terminado. Ejemplo de ello son las grandes inversiones en las unidades de aspersión que se dieron a inicios de la floricultura en la Sabana de Bogotá, Colombia donde, a pesar de tener equipos muy bien dotados, con detalles muy técnicos, no proyectaron actualizaciones acordes con la evolución de las técnicas de aplicación y, con el tiempo, se estancaron ante problemas repetitivos debido a la falta de mantenimiento y personal adecuadamente capacitado para  dar soluciones técnicas.

La falta de resultados contundentes y constantes en los controles de plagas y enfermedades todavía hace que las personas encargadas de las aplicaciones no estén seguras de que lo que hacen sea lo más correcto. La poca investigación en el tema y la pérdida de años de experiencia, por no llevar registros que se puedan analizar, no han permitido que se disponga de información adecuada para el desarrollo de estándares eficientes y confiables.

Ese estancamiento ha hecho que lo que se transmita, o se trate de copiar en otras fincas sean conceptos poco avanzados del estado actual de la técnica de aplicación, cargados de paradigmas y operaciones ineficientes. Se destacan:

  1. Ausencia o limitados protocolos que soporten procedimientos confiables de aplicación para los diferentes blancos biológicos.
  1. Los programas de mantenimiento de equipos con escasos o nulos soportes de registro.  
  2. Todavía se presentan problemas de homogeneización de las mezclas de agroquímicos. 
  3. Ausencia de monitoreo de tuberías, falta de sistemas adecuados de filtrado que eviten el desgaste de los equipos, obstrucciones y alteración del espectro de gotas requerido de las boquillas. 
  4. Se requiere un desarrollo de índices de gestión que permitan prevenir problemas que se pudieran presentar durante el desarrollo de la actividad de aplicación.
  1. El suministro de elementos de aplicación en el mercado no cuenta con la idoneidad en el tema de la aspersión que permita avanzar y orientar adecuadamente a los técnicos, supervisores y aplicadores.

Adicional a estos puntos está el problema con los equipos de las fincas: por desconocimiento, al adquirirse las bombas de aspersión no se contempla todo el equipamiento que se requiere en una aplicación y estas solo vienen acondicionadas para bombear agua. Sumado a esta situación está el gran deterioro a corto plazo que sufren todos los elementos que se utilizan en la aplicación de agroquímicos debido a la intensidad de la labor que se lleva a cabo, sin interrupciones, durante todo un año.

Por lo tanto  surge la pregunta: ¿cuáles son los elementos a tener en cuenta en la aspersión hidráulica para conseguir controles razonablemente eficientes? Las respuestas deberían encaminarse a dos puntos particulares con el funcionamiento de los PQA, como lo menciona el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA): 

Teniendo esto en cuenta se plantean las cinco claves del éxito en las técnicas de aplicación para cultivos de ornamentales:

1. Infraestructura: Es fundamental revisar en detalle la infraestructura con la que cuenta la finca para asegurar que tenga: 

2. Momento oportuno: Todos los productos agroquímicos han sido desarrollados para ser aplicados en el momento oportuno. En este caso, dicho momento debe estar soportado en el monitoreo que se haga de las plagas donde se determina: presencia, estado y dinámica poblacional.

Siempre hay que tener presente que ningún producto, ni ninguna buena técnica de aplicación, podrá subsanar los errores de aplicación fuera del momento oportuno.

Cada blanco biológico puede tener consideraciones especiales, debido a que en el momento de la aplicación no se tiene contacto visual con el objetivo. Debemos recordar que como requisito de capacitación de la FAO para personal que maneje agroquímicos está el conocer cómo llegan los productos al sitio donde han de ejercer su acción.

3. Revise su aspersión: Antes de cada aplicación es necesario revisar que los equipos a utilizar cuenten con las siguientes consideraciones:

Partiendo del conocimiento que hoy se tiene frente a que ninguna boquilla produce gotas del mismo tamaño,  el INTA dice que el tamaño de gota que presenta la mayor capacidad de retención sobre el follaje de las plantas es la de 100 micras, ya que las de 300 micras no tienen sino el 25% de capacidad y las de 600 micras solamente cuentan con  el 5% de capacidad de quedar retenida. 

Así que al mirar el espectro de gotas de una boquilla se puede concluir que la fracción de gotas grandes de una aspersión es la que mayor cantidad de producto posee. Esto nos lleva a afirmar que entre más grandes sean las gotas habrá menor retención y mayor escurrimiento al suelo.

En este sentido también vale la pena comentar que la peor economía que se puede hacer es trabajar boquillas fuera del límite operacional de desgaste. Boquillas con descargas de más del 10% a la misma presión, según su referencia de fábrica, producen cada vez gotas más grandes, disminuyendo su retención y aumentando el escurrimiento.

Además, todas las boquillas han sido diseñadas para ser montadas sobre barras fijas, por lo que  las mejores distribuciones se logran uniformizando los espectros de gota de las boquillas, procurando iguales orientaciones y distancias entre ellas, sin que se incluyan movimientos adicionales, fuera de los requeridos para lograr un direccionamiento hacia la zona de impacto y sedimentación. De esta forma los productos llegan a las superficies de las hojas y a los insectos.

Una buena distribución siempre estará ligada a la uniformidad con la que se aplica, teniendo en cuenta los siguientes factores: descarga, espectro de gotas, orientación, distancia de aplicación, perpendicularidad, velocidad, presión y grado de dificultad con respecto a la penetración en el dosel del cultivo.

4. Dispositivos de aplicación: Es común considerar que la mejor opción para la aplicación de los productos en cultivos de flores es un operario bien capacitado. Sin embargo, con elementos como las lanzas siempre habrá margen para los errores humanos en la distribución:  movimientos de mano con poca precisión, variación en los ángulos de direccionamiento de la aspersión, el tener que pasar dos veces por el mismo lado para cubrir todo el cultivo y una distribución inadecuada del volumen asperjado sobre el área cubierta.

Con el desarrollo de dispositivos de aplicación vertical (los llamados aguilones) se puede lograr no solamente cubrir adecuadamente toda la altura de los cultivos, sino también proyectar hacia la zona de impacto y sedimentación una masa uniforme de gotas capaz de generar una aplicación más adecuada de los productos, a lo alto, ancho y largo de las camas de cultivo.

Tener el mayor control posible de la distancia, los ángulos, el volumen, la velocidad y el cubrimiento de la aspersión siempre serán factores decisivos para el éxito en la aplicación de los agroquímicos.

Hay que incursionar más en este campo porque en la actualidad los dispositivos de aspersión verticales, o aguilones, muestran la menor variabilidad en el resultado de los controles que los obtenidos con lanzas colocadas en las posiciones más utilizadas en los cultivos evaluados.

De acuerdo con los resultados de control de los dispositivos de aspersión vertical, es necesario establecer los parámetros  para establecer un programa de mantenimiento que no los deje variar en el tiempo, pues de lo contrario estos se diluirán.

5. Registros e índices de control: La falta de registros no permite que se puedan tomar decisiones a tiempo, tales como:

Es importante tener presente, que si se llega a duplicar la presión de aplicación, la descarga no subiría sino el 40%, por lo que pequeñas variaciones en la presión no significan cambios muy drásticos en la descarga.

Considerar todos estos puntos (como monitoreo, aplicación y producto) garantizará que cada inversión en el MIPE cuente con la optimización de los recursos en función de costos y mejora de beneficios. 

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