Bioestimular es un negocio
Cultivo rosas BAYER
Artículos técnicos

Bioestimular es un negocio

Por: Germán Moreno

I.A. MCs, PHD 

Universidad Nacional de Colombia

Rohi Plant

En la actualidad, la agricultura exige al agricultor mucho más que antes. Esto es apenas lógico teniendo en cuenta los acelerados, dinámicos y fuertes cambios que se viven en el ambiente. Los cultivos deben censar y “entender” de forma ágil esos cambios para desarrollar estrategias metabólicas que afecten lo menos posible al proceso biológico más importante en el planeta tierra: la fotosíntesis. La fotosíntesis es el proceso base por el cual la planta crece, renueva órganos, sintetiza hormonas, se comunica y asocia con millones de microorganismos en el suelo, dispone la energía requerida para tomar agua y nutrientes, genera la base para defenderse ante ataque de patógenos, se desintoxica y, además de todo esto, forma cosechas: todo mientras vive en un ambiente hostil de cambios sin aviso que exigen cada vez más a su metabolismo.

Por esto, bioestimular las plantas cobra altísima importancia. Hoy permite generar mensajes de eficiencia en el uso de recursos (luz, CO2, oxigeno, agua y nutrientes) para incrementar cosechas en calidad y cantidad con el respaldo y tecnología de una industria formuladora que avanza rápidamente y que no solo nos presenta un activo como mensaje al cultivo, sino que ha desarrollado combinación de mensajes, por medio de mezcla de activos que se fortalecen uno al otro y hacen del proceso de bioestimulación mensajes íntegros impactando positivamente la compleja tarea de las plantas.

De esta forma, Bayer Crop Science ingresa al mercado con una novedosa propuesta, que combina la acción de dos activos y cuyo mensaje quiero explicar a continuación:

Por un lado, está una completa gama de aminoácidos, componentes que a las plantas les cuesta bastante energía desarrollar. Desde el nitrógeno absorbido y que utiliza en la formación de las más de 30 mil proteínas que requiere durante su ciclo de vida, para respaldar procesos como el uso de luz, la formación de ATP y NADPH, la apertura y cierre de estomas, el ingreso de CO2 y su posterior conversión a azúcar, la respiración y generación de energía, la absorción radical, la translocación de asimilados, la administración del agua dentro de la planta, las respuestas de defensa y ataque durante la relación de patogénesis, el acomplejamiento y degradación de componentes tóxicos, y la señalización de respuestas hormonales, entre otros muchos procesos más. En pocas palabras, sin aminoácidos la planta no puede fabricar proteínas y sin proteínas la planta no podría vivir. ¡Qué bueno aportarlos! ¿No?

Fig 1. Días florero en la variedad de Rosa Gran Gala. El número arriba indica los días en vaso. Fuente. zKumar et al., 2014.

Su uso en cultivos hoy reporta beneficios como tolerancia a condiciones adversas, uso eficiente de agua, incrementos de exudación radical, mayor biota asociada a la planta, mayor eficiencia en absorción de nutrientes, mayor cantidad de órganos cosechables y mejor comportamiento de postcosecha.

¿Y qué tal si a este mensaje le sumamos un aporte de ácidos orgánicos, de tipo ácido fúlvico, que representa una de las últimas fracciones de conversión de la materia orgánica y cuyo efecto en cultivo va desde mayor absorción de nutrientes y mayor capacidad de intercambio catiónico en suelo hasta incrementos en fotosíntesis neta, mayor contenido de clorofilas, mayor contenido de citoquininas en brotes, mayor contenido de auxinas en raíces, incrementos de pelos radicales y mejor asocio con microorganismos?

Fig 2. Microscopía electrónica de barrido en segmento de raíz. Planta control (A). Planta tratada con ácidos fúlvicos (B). Fuente. Canelas y Olivares (2014).

La tecnología está al alcance de tus manos para favorecer a las plantas y apoyar lo que deseamos de los cultivos. Usémosla.

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