Destacando la labor de la mujer en la floricultura ecuatoriana
La mujer en la Floricultura Ecuatoriana

Destacando la labor de la mujer en la floricultura ecuatoriana

Hace pocos días y por referencia de una gran cantidad de colegas, entrevistamos a una de las mujeres más reconocidas y queridas de la floricultura ecuatoriana. Se trata de Rossanela Magali Jiménez Villarreal, Subgerente de producción de Mystic Flowers. Rossanela es una amable, analítica, espiritual e inteligente agrónoma nacida en Tulcán, provincia del Carchi, cuya trayectoria profesional – de más de 25 años – ha transcurrido por completo en el sector de las flores. A continuación, detallamos las partes más destacadas de la entrevista realizada con Rossanela en nuestro pasado encuentro.

Becaria en la Universidad Zamorano

A nuestra entrevistada le interesaba el campo desde temprana edad. Tuvo la fortuna de crecer en una casa con huerto, por lo que desde pequeña cultivó el amor por la tierra y las plantas. Cuando llegó el momento de entrar a la universidad, sabía que tomaría el camino de la agricultura y, con la ayuda de su hermano mayor, tramitó la inscripción en la Escuela Agrícola Panamericana – más conocida como El Zamorano de la República de Honduras- y se preparó para las pruebas de admisión.

Se habían presentado más de 300 personas que aspiraban a estudiar en la U. Zamorano y las pruebas de admisión y entrevista eran bastante exigentes. Sin embargo, Rossanela no solo ganó un cupo en la facultad de agronomía, sino que se ganó una de las siete becas que ofrecía la Fundación Alemana para el Desarrollo Internacional (DSE). Dicha beca proporcionaba a los beneficiarios el 100% de la financiación del programa con el compromiso de que regresaran a su país para aplicar los conocimientos adquiridos durante su periodo de estudios.

Fue así que nuestra entrevistada ingresó al Zamorano y recibió la formación en las ciencias agrícolas de acuerdo con el famoso lema “aprender haciendo” de dicha institución. Durante sus tres años de estudios no solamente accedió a educación científica de la mejor calidad, sino que participó en multitud de actividades prácticas como ordeñar ganado, cosechar hortalizas, sorgo y soya, entre otras; manejar maquinaria agrícola, filetear pescados -en acuicultura-, cuidar abejas, intervenir en la producción porcícola y en diversas etapas de la industria y procesamiento de alimentos. Además, interactuó con personas de muy diversas nacionalidades y aprendió a trabajar bajo presión, lo que posteriormente le ha servido mucho en su quehacer profesional.

Terminada su preparación académica, Rossanela regresó al Ecuador y terminó su formación en la Universidad del Pacífico en el campo de la ingeniería comercial, un excelente complemento para la agronomía. La tesis de nuestra entrevistada fue un Estudio Económico de Matthiola incana (Alhelí), una especie muy interesante como complemento en los bouquets, pues presenta inflorescencias muy grandes y de colores muy vivos. 

La ingeniera agrónoma Rossanela Jimenez, en un cultivo de rosas.

Una vida en la floricultura

Aunque de Honduras Rossanela venía con la idea de trabajar en la producción de alimentos y de aportar en ese campo, el primer trabajo que consiguió fue en Inversiones Florícolas, que en ese entonces pertenecía a Flor América.

Ingresó como jefe de finca y cinco hectáreas de rosa quedaron a su cargo. Para nuestra entrevistada, el paso por esta finca fue de gran aprendizaje, pues la compañía contaba con importantes certificaciones (como el ISO 9000), tenía establecidos procedimientos para todas las etapas de producción, llevaba a cabo ensayos con pruebas significativas y, en general, predominaba una concepción muy científica del quehacer agronómico. Recibió, además, una muy esmerada capacitación, de la cual resalta las enseñanzas del reconocido profesor Halevy. Adicionalmente, aprendió todas las labores manuales del cultivo de rosa, desde desyemar y cortar hasta el levantamiento de las camas.

En Inversiones Florícolas trabajó durante dos años y medio, después de los cuales se casó (su esposo también es “zamorano”), tuvo al primero de sus dos hijos y puso en práctica su proyecto de grado relativo al Alhelí. Instaló con éxito una hectárea de cultivo de Matthiola incana que tuvo muy buenas productividades durante dos años, hasta que el lamentable atentando del 11 de septiembre complicara los mercados de flores en el exterior y ocasionara el cierre de muchos emprendimientos.

Jumbo Roses y Agrifeg

A continuación, pasó a desempeñarse como jefe de área en Jumbo Roses y más adelante como directora de producción en la misma finca, con más de 12 hectáreas a su cargo. La producción de Jumbo Roses estaba orientada a los mercados de Rusia y Europa, cuyos parámetros son muy exigentes en cuanto a altura, grosor de tallo y tamaño de la cabeza de la flor, entre otros. De este periodo recuerda que su compañía propuso la participación de la variedad Forever Young en el Índice de los Record Guinness, pues producían una flor que alcanzaba los dos metros dieciocho centímetros.

Cinco años más tarde, nuestra protagonista ingresó, también como directora de producción, a la finca Agrifeg. Allí quedó a cargo de 14 hectáreas de rosa y de todo su manejo técnico – cultural. Otros cinco años pasaron acá hasta que empezó a trabajar para el Grupo Colour Republic Flowers, donde hasta el día de hoy sigue prestando sus servicios y en posiciones de cada vez mayor responsabilidad y liderazgo.

Colour Republic Flowers

Cuando Rossanela llegó, el grupo apenas tenía tres años en el mercado y una finca de 18 hectáreas frente a la cual asumió responsabilidad en todos los aspectos: sanidad, cultivo, recursos, etc. Rápidamente la compañía fue creciendo y tres años más tarde la ascendieron a Jefe de Unidades Productivas de cuatro fincas ubicadas en la Checa, Tabacundo, Otavalo y Cayambe, con un total de 54 hectáreas (proyecto Grow Flowers). El reto fue grande, pues se trata de fincas con distintas ubicaciones, suelos y características que tenía que recuperar y poner a producir de una manera estandarizada, pues el grupo tiene importantes contratos con almacenes como Walmart, Target y Safeway (en Estados Unidos) y es de imperiosa necesidad responder con cantidad muy grande que se adecúe a unas características especiales – botón de 5.5, tallo de calibre 5-6 y longitud de entre 45 y 60 centímetros-. De modo que la misión de nuestra protagonista en este punto consistía en estandarizar, modernizar y aumentar la producción de las nuevas unidades productivas que se sumaran al grupo.

Desde mayo de 2020, Rossanela se encarga del proyecto Mystic Flowers y de un total de 80 hectáreas de cultivo. Esta finca está orientada, más que al volumen, a la producción de flores de altísima calidad, con cabezas más grandes y tallos más gruesos y largos. Produce variedades como Explorer, Mondial, Pink Mondial, Pink Floyd y Playa Blanca, que se exportan principalmente a Europa, Rusia y Japón. Rossanela dirige a 8 agrónomos que trabajan en esta extensión y, puesto que por cada hectárea hay 7 personas trabajando, son más de 560 las personas bajo el liderazgo de nuestra protagonista.

La responsabilidad de Rossanela Jiménez va más allá de obtener excelentes producciones y satisfacer las exigencias de los mercados de destino. Tiene además un profundo sentido de responsabilidad social; afirma que es muy importante hacer un muy buen manejo y tomar las decisiones correctas, pues solo en su compañía son 1700 las familias que dependen del éxito del negocio, y si a esto se le suman todos los negocios que giran alrededor de la floricultura, ese sentido de la responsabilidad debe ser tomado con aún mayor seriedad. Si todo sale bien, a muchas personas y familias les va bien. Por el contrario, si algo falla, muchos, no solo los dueños del negocio, podrían resultar damnificados.

¿Qué es lo más difícil de trabajar en flores?

En opinión de nuestra entrevistada, el reto más grande de trabajar en flores es poder transmitir a los colaboradores el conocimiento científico basado en una cultura técnica que se valga de indicadores. El objetivo es que el hospedero se vuelva resistente al ataque de plagas y enfermedades, para lo cual es necesario implementar un Manejo Integrado de Riego y Fertilización, sumado a un Manejo Integrado de Plagas que garanticen resultados en la productividad y cumplir con los mayores parámetros y estándares de calidad.

 Rossanela Magali Jiménez Villarreal mujer destacada en la floricultura ecuatoriana.

“Todo en la agricultura se puede medir”

En palabras de nuestra entrevistada “todo en la agricultura se puede medir y analizar”; esto permite actuar proactivamente y tomar decisiones acertadas frente a las severas y variables condiciones climáticas. Rossanela aboga por la agricultura de precisión, pues sabiendo exactamente qué características tienen los suelos, por ejemplo, se puede saber qué tratamiento y en qué cantidad se debe brindar a las plantas para que puedan asimilar lo que se les da. Nos habló, además, del cuidado de la raíz, que es el “cerebro de las plantas” y de la necesidad de volver a imitar la naturaleza para conseguir que la agricultura sea cada vez más sostenible y sustentable; para devolverle el equilibrio a la tierra.

La mujer y el medio ambiente

El mensaje que Rossanela envía a las mujeres que, como ella, trabajan en flores, es que deben prepararse a nivel profesional y cumplir las metas que se planteen. Sin embargo, advierte, no hay que olvidarse de ser madres y que las madres constituyen la fuerza del hogar. En su propio caso, los horarios de trabajo constituían un reto en el proceso de crianza de sus hijos; no obstante, los resultados de su trabajo le permitieron que se le diera más flexibilidad, lo cual agradece inmensamente.

Le pedimos, así mismo, que compartiera con nosotros algo de sus planes a futuro. Nos habló de dos cosas: perfeccionar su inglés – para poder comunicarse en forma independiente con los clientes extranjeros que visitan la finca – y poner en marcha un proyecto que tiene en mente hace tiempo: hacer compost a partir de desechos urbanos, proyecto con el cual podrá aportar a la devolución de carbono al suelo y a la disminución del efecto invernadero, e impactar socialmente una vez la iniciativa sea escalada.

Una última palabra

Preguntamos a Rossanela si quería agregar algo a esta entrevista, a lo cual nos respondió: “Quiero agradecer a Dios, quien puso en mi camino a todas y cada una de las personas: a los obreros agrícolas, supervisores, coordinadores de cultivo, compañeros agrónomos, Directores de Producción, Asesores y Gerentes Generales, quienes fueron mis maestros en mi trayectoria y a quienes debo mis conocimientos.”

También nosotros agradecemos a la ingeniera Rossanela por habernos recibido y la felicitamos por tan esmerada trayectoria, que ha de servir de ejemplo a un sinnúmero de mujeres en la floricultura y, más ampliamente, en la agricultura ecuatoriana.

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